martes, 19 de marzo de 2024

Gatillo Fácil (Supersuckers + Frank Suz, Sábado 09/03/2024, Loco Club, Valencia)

No son precisamente novatos en la capital valenciana, pues ya nos visitaron, entre otras ocasiones, en 2014 y 2017. Y sin embargo, aquel pasado sábado en ‘la terreta’, todos volvimos a recibir con los brazos abiertos al trío más gamberro, malhablado y alborotador de Tucson, Arizona. Efectivamente, los Supersuckers visitaban aquella noche la Loco Club de Valencia, y muy poca gente quiso perdérselo. Personalmente, hacía meses que tenía la entrada (por suerte, ya que de otra forma, seguramente me habría quedado fuera) y les tenía mogollón de ganas, ya que iba a ser la primera vez que les veía en directo. Ya me quedé con ganas cuando vinieron por última vez como parte del cartel del Motorbeach Festival 2023, junto a Quireboys, entre otros, y en esta ocasión, tan cerca de casa, no podía decir que no, acompañado también por mi chica. Eso sí, para nosotros fue, aparte de un gran concierto, una prueba de resistencia. El día anterior justo regresábamos del Monsters of Rock Cruise, después de seis días intensos de festival, y todavía nos faltaban muchas horas de sueño y reposo, con un cansancio bestial, notando aun el ‘jetlag’ y las ‘sea-legs’. Así pues, decidimos hacer esta parada de camino a casa, que todavía no habíamos pisado. Sin embargo, el concierto era un valor seguro para mantenernos bien despiertos. Además de Supersuckers, cartel estaba completado por el siempre infalible Frank Suz y su escuadrón del infierno, así que la caña y la adrenalina estaban más que garantizadas. La entrada en la ciudad, que ya se preparaba para las fallas de turno, fue caótica, aunque no tanto como esperábamos. En esas condiciones, intentar moverse y aparcar por la zona del Loco es poco menos que una odisea, así que, como siempre, tiramos directamente del parking Aspas, para seguidamente, buscar un sitio para papear algo.

Llegamos con el tiempo bastante justito, pero por suerte, la cena (y los pertinentes cubatas) fueron rapiditos para llegar al Loco cuando todavía no se escuchaba nada, salvo los dichoso petarditos de los cojones que los chavales tiraban en la puerta. Apuramos las colillas y entramos dentro, con una sala no del todo abarrotada (aún), pero que presagiaba un llenazo casi absoluto. El escenario se mostraba ante nosotros ya con el teclado del gran Frank Suz preparado para dar guerra. Nos apalancamos un ratito para coger algunas fuerzas extra, y antes de darnos cuenta, la banda al completo ya pisaba el escenario. En esta ocasión, como gran aliciente, les acompañaba el maestro Francisco Hickowski a la trompeta, con lo que los temas iban a tener un sabor muy cercano a los del estudio.

Frank Suz:

De hecho, el mismo Hickowski tuvo su primer momento de gloria nada más empezar con la intro Il Triello, adaptación de la obra de Ennio Morricone, durante la que estuvo fabuloso. Con ella, que precisamente abre el disco “Reza Todo lo que Sepas”, dio comienzo la fiesta. Ahora sí, la sala estaba muy llena, y los primeros compases de batería con los que arrancó No es País Para Viejos ya nos pusieron, a banda y público, a meter headbanging, con esas primeras poses de Yannick que iban calentando el ambiente todavía más. Pero aún pisarían más el acelerador con Íncubus (El Depravado), en donde Frank, alternando sus funciones como frontman, cantante, teclista y además, tocando las maracas, daba un paso al frente, pidiendo palmas que rápidamente le fueron concedidas por toda la sala, sonando de fondo los coros de Rafa y Yannick, que daban solidez a la melodía principal. Ya se preveía que el concierto iba a ser corto, por eso cada uno de los músicos puso toda la carne en el asador desde el primer segundo, haciendo lo imposible para mantener el fuego encendido hasta el final, y disparando cortes a destajo como la trallera Reza Todo lo que Sepas, en donde la trompeta de Hickowski volvió a sonar de perlas, haciendo incluso sus pinitos de improvisación, y acompasándose con las teclas de Frank en ese final tan desmadrado. Un híper motivado Insidious al bajo, sin dejar de mirar a sus compañeros y metiendo cabezazos continuos, pisaba sus cuerdas con ganas, y las armonías vocales seguían siendo fantásticas.

Mambo Voodoo me sonó muy especial aquella noche, con un tono más relajado en su inicio (¿puede que faltasen los coros?), mucha tecla, y una voz con cantidad de soul por parte de Frank. Como es habitual, dirigiendo y contando con sus compañeros, se curró una parte instrumental casi jazzística, desde lo más sutil hasta lo más intenso, y el último estribillo nos volvió a poner hasta arriba de energía, con la batería golpeando a toda castaña, y Yannick ofreciendo también ese espectáculo visual tan intrínseco en él. Uno de esos momentos en los que salta a la vista la calidad de todos y cada uno de los músicos. Para continuar, la banda se lucía con unos cuantos temas seguidos, casi enlazados, del genial “Reza Todo lo que Sepas”, el gran protagonista en su setlist. Hombre Lobo contiene una de las melodías más originales del disco, y en directo, Frank se soltó la melena con ella, dejando aparcado su teclado hasta más tarde, y volviendo junto a su público, quienes cantábamos a tope el estribillo. Yannick, con su espontaneidad habitual, no solamente clavaba riffs y solos, sino que se venía arriba con sus pasos y gestos, sus vueltas, y su siempre infalible ‘paso del pato’. Igualmente, Rafa interactuaba con la peña, aportando las imprescindibles armonías corales para este tema, y Hickowski ensalzaba la parte más colorista del tema con su instrumento. A continuación, se sacaban un par de ases de la manga que son un auténtico valor seguro en directo, comenzando por El Sol Nació Para Arder, a todo trapo. De una carrera, Yannick se arrimaba al saliente para regalarnos su solo de bien cerca, eléctrico y con un feeling que poseen muy pocos guitarristas en este país. También los punteos de Nando destacaron, sobre todo, en la parte central.

La segunda gran bala en la recámara fue Bloody McKenzie… ¡¡y menuda cera que dio!! Un single destinado a quedarse siempre en el setlist, a la vista del ajetreo que monta, y por supuesto, otra ocasión de lucimiento para los músicos. La épica que le insuflaban las melodías de Hickowski encajaba a la perfección con esas intrépidas baterías y la dureza extra en las guitarras de Rafa y Yannick. A estas alturas, claro, ya me había dado cuenta de que no era Dani quien estaba tras las cajas, sino Diego, el nuevo batería de la formación, que con solo dos ensayos a sus espaldas, hizo todo un papelón. El mismo Diego abría para En Babilonia, y tan pronto llegó su estribillo, el vocalista comenzó a exaltar al personal. Su voz sonaba un pelín cascada, pero hay que remarcar los santos cojones que tuvo de subirse ahí, en pleno catarro, y no solamente cantar de puta madre, sino dar el callo físicamente al 100%, sin parar quieto ni un solo segundo, y pateando la tarima con el explosivo nervio que le caracteriza. Y como caramelazo final, y con el teclado ya ‘desterrado’ del escenario, todo un hit como es Inferno, con las trompetas dándole aires renovados, pero tan potente y afilada como siempre. Diego lo hizo realmente bien en ella, y a modo de guiño de despedida, Rafa nos ‘fusilaba’ con su instrumento, con cara de gran satisfacción.

Durante el descanso, salimos a tomar el aire y por suerte se habían acabado ya los truenecitos de los coj… (y lo digo sin el menor ánimo de ofender a los valencianos, pero no puedo soportar las fallas). Al contrario de lo que suele ser habitual en los intermedios, en la sala entraba más peña de la que salía, por lo que era fácil deducir que, ahora sí, no cabría ni un puto alfiler en el Loco. Y aunque esto representó un agobio considerable, da gusto ver cómo la gente invierte el sábado por la noche apoyando a las salas y a las bandas. También ahí tuve el placer de felicitar por el espléndido concierto a mis colegas de Frank Suz. Sin dormirnos en los laureles, entramos rápidamente a la sala, que estaba hasta la bandera. Si no colgaron el cartel de Sold Out, sería por bien poco.

Supersuckers:

¿Entramos ya en órbita? Porque es donde nos mandaron los americanos con su potente y desatado directo, con más de 20 temas a degüello, la mayoría de ellos sin parar ni para coger aire, mostrando siempre una actitud de lo más gamberra y, al mismo tiempo, bromista y cercana. No hubo demasiados preámbulos a la hora de abrir fuego, al igual que no hay demasiados adornos técnicos ni florituras en sus canciones: esto es Rock’n’Roll de corte guarro, desenfrenado y con olor a aceite de motor, que nos iba a poner bien calientes desde los primeros temas.

Algo serios al principio, pero sin dejar de pedir la colaboración del respetable, ahí estaban, en formato trío, los autoproclamados como ‘la mejor banda de Rock’n’Roll del mundo’, embistiendo de primeras con la tremendamente bailable Pretty Fucked Up, que ya nos sonsacó unas cuantas palmas, y All of the Time, con el gran Eddie Spaghetti, como siempre, al frente de la formación. Su voz aguardentosa ha sido santo y seña de la banda desde sus mismos comienzos, y aunque para mí sonó un poco distorsionada durante todo el show, demostró un aguante muy digno hasta el final. Rock-n-Roll Records (Ain't Selling This Year), dinamita de mecha corta, con coros muy desgarrados por parte de Metal Marty, y The Evil Powers of Rock’n’Roll, convirtieron la parte delantera de la sala en un auténtico hervidero, sobre todo, cuando bajista y guitarrista se colocaron en esa mini-pasarela que tiene el escenario, casi mezclándose con los asistentes en una auténtica orgía de Rock’n’Roll y bravuconería. A todo esto…. ¡vaya pedazo de repertorio! De broma no iban, desde luego. En la primera media hora del show ya cayeron algunos de mis temas favoritos de toda su discografía, y además, a ritmo imparable. Algunas de ellas me parecieron incluso más aceleradas que en disco. Se presentaban con todas las de la ley: ‘Muchas gracias pendejos, somos Supersuckers, la mejor banda de Rock’n’Roll del mundo’, así, con toda la cara dura que lucieron durante todo el concierto.

El que fue el primer tema del primer disco de su carrera, Coattail Rider, atronaba a un ritmo para tirarse de los pelos, invadiendo la sala con los sucios bajos de Eddie Spaghetti y la ametralladora automática que era la batería de Chris Von Streicher. Aunque este quedó en un plano ligeramente más discreto a veces, se puede afirmar rotundamente que se dejó la piel en cada tema. Continuaban empalmando tandas de cuatro o cinco temas, directos al cuello, como la bien acogida (y muy cantada) Get the Hell, donde precisamente los redobles de Von Streicher sonaron atronadores, Ain't Gonna Stop (Until I Stop It), con mucha vacilonería por parte de Metal Marty, y Mudhead, que me gustó especialmente, híper acelerada y con un final ruidoso que te cagas, algo que sería costumbre en la mayoría de cortes. Sus movimientos eran cada vez más descocados, a la vez que aumentaba la comunión con el público, y sabían aprovechar al máximo cada centímetro del escenario. Eddie apuntaba que Roadworn and Weary era la canción favorita de su padre (también una de las mías, por cierto), tocando en directo la versión 6/6/6, incluida en su EP “Paid”, mucho más guitarrera y movida. Pasado un rato, escucharíamos también una de las que más me sorprendieron del setlist, esa History of Rock n' Roll, canalla a más no poder, en donde Metal Marty se hacía el dueño del escenario, iniciándola a golpe de cuerdas, situándose delante en el solo, e incluso lanzando algún que otro alarido. Y a todo esto, había que añadir la contundencia con la que sonaron las baterías. La parte negativa la pusieron esos acoples, que casi nos trituran los oídos.

Suerte que fue algo muy puntual. En el siguiente tema, hasta un espontáneo se subió al escenario para tirarse abajo, señal del vuelo que estaba cogiendo la cosa. La Loco lucía espectacular, ardiente, y todavía quedaba mucho rollo por delante. Brindando Metal Marty con el personal, birra en mano, la emprendieron a continuación con Dead Inside, siendo esta vez Eddie Spaguetti el protagonista, con su bajo, en cuanto a sonido, mientras el batería se desmelenaba por completo. Temas como este beben innegablemente del sonido de bandas como Social Distortion, y son los que más me molan, con ese punto melódico, no demasiado exagerado, pero muy adictivo. Tras la macarrería desorbitada de la que alardearon en Rock You Ass, dedicaban unos minutos a presentarse, con un buen humor que se reflejó también en el descojone popular. Ahora se les veía muchísimo más sueltos que al principio, y no me extrañaría que estuviesen bastante hechos polvo. La gira que han hecho por España, ha sido poco menos que una maratón, con 11 fechas en 11 días, siendo esta nada menos que la penúltima. Y además… ¡con un setlist bastante diferente en cada una de ellas! Algo que muy pocas bandas hacen en estos casos. Aun así, a pesar de la tralla que llevarían encima, siempre mostraron su mejor cara, y su mejor actitud, lo cual fue merecedor de nuestros más sonoros aplausos. Decidieron incluir en el setlist algunos temas provenientes del disco en solitario de Metal Marty (que creo que también estaba a la venta en el puesto de ‘merchan’).

Ahora era él mismo Marty quien tomaba las riendas de las voces en la enormemente rockanrolera Workin' My Ass, The Locals, y también en la versión del Rock and Roll de Gary Glitter, titulada como Idaho, Baby! para la ocasión. Ni que decir tiene, que esta última dio mucho juego en cuanto a coreografías, y fue una de las grandes cantadas de la noche. Continuaba el imparable derrame de temas con Sleepy Vampire, con un Von Streicher muy machacón, y Eddie y Marty chuleando a saco en primera línea al final, con el que enlazaron la cachonda I Want the Drugs, que fue otra de las grandes triunfadoras. A partir de aquí, aparte de los pepinazos sonoros que nos tenían preparados para el final, también nos presentaron dos temas inéditos (y creo que hubo varias más en algún momento del concierto, que no reconocí). La primera de ellas, How many turns will it take to unscrew it up? (aúpa con el nombrecito), nos entró como la seda, provocando numerosos bailes, y Rocket 69, también fue aderezada con algunas voces de Metal Marty. Supersucker Drive-By Blues fue una de las imprescindibles para subir el ritmo final hasta límites explosivos, macarra y desvergonzada (tanto como los movimientos de los músicos), y tras un agradecimiento, y un saludo especial a la banda de Frank Suz, lanzaron el último proyectil con la ramoniana Born With A Tail, en la cual, la banda se regodeó a tope por el escenario, pidiendo ‘middle fingers’ en alto (como el que figuraba en el parche del bombo), provocando con gestos, y armando un follón tremendo hasta el mismo momento del adiós.

No hubo bises, se vaciaron de golpe y bien a gusto, y nos dejaron a todos con una sudada del copón. Lástima que, debido a la masificación, tuve que ver parte del concierto desde atrás, aunque conforme pasaba el tiempo, me fui acercando bastante. Si os soy completamente sincero, en cierto punto se me hizo un poco cuesta arriba, pero eso, más que a la actuación en sí, fue debido al brutal agotamiento que llevaba a cuestas, porque lo que viene a ser el ritmo general que tuvo el concierto, fue absolutamente demoledor. Imposible esperar un mejor final para una noche así, que quedarnos charlando un rato con Suzuki, Nando, su chica Marta, Yannick, Dani… y un saludo también para Benja, a quien igualmente me alegré mucho de ver por allí. La «crème de la crème», oigan. Gente de putísima madre con la que espero volver a coincidir muy pronto.

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_


Supersuckers + Frank Suz (Sábado 09-03-2024, Loco Club, Valencia)

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