
Conforme se acercaba la tan señalada fecha en el calendario, aumentaba el nivel de impaciencia. Habiendo asistido desde la primera edición, el Lion Rock Fest se ha convertido, para mí, en una cita forzosamente ineludible, una apuesta 100% segura e irresistible en la que se dan cita miles de amantes del Rock melódico y un buen puñado de bandas, entre nacionales y extranjeras, entre el Hard Rock, el AOR, y el Sleazy. Y con estos elementos por bandera, no hay cosa que pueda hacerme más feliz. Estilos musicales que siempre han sido mayoritariamente denostados en nuestro país, y ya era hora de que alguien tuviera las pelotas necesarias para montar algo así. Pero no solamente es el cartel principal del festival lo que me flipa de este evento que, en realidad, ocupa un fin de semana entero, convirtiendo a la preciosa capital de León en el templo de la melodía y la electricidad. Tanto el día anterior, como en la misma jornada del festival (y esto es algo que sucede desde la primera celebración, en 2023), existen distintas opciones, repartidas por la ciudad, que hacen la espera mucho más llevadera, e invitan a calentar motores antes de meterse de lleno en el ajo. El primer año tuvimos, en el Studio 54, a Torque y Strangers, complementando la oferta con los Leather Boys en el Pub Babylon. El pasado 2024, los mismos Leather volvían a abordar el susodicho pub, mientras que Be For You se encargaron de animar el cotarro en el Espacio Vías. Y conste que disfruté una barbaridad con todos ellos, un aliciente impagable, un extra enorme que ya de por sí hace que merezcan la pena los casi 1500 Km de ida y vuelta hasta León. Pero para el que suscribe… lo de este año era otro nivel.
Y es que el hecho de haber contado con mis siempre idolatrados Jolly Joker, hacía que la ‘previa’ cobrara otras dimensiones. No conozco, ni creo que exista, un grupo de semejante altura y calidad en nuestro país mejor para abrir una maratón de Rock tan ensoñadora como esta. Son garantía absoluta de fiestón y desfase por todo lo alto, y lo sé de buena tinta: jamás han fallado, ni una sola vez han estado por debajo de las mejores expectativas. Además, tenerles formando parte de aquel distinguido fin de semana representaba, para un fan acérrimo como yo, un orgullo indescriptible de los que te hace ir con la cabeza muy alta.
Las cosas no nos fueron fáciles, por otra parte. Tras las inclemencias del viaje (que me guardo para relatar en la entrada principal), llegamos con el tiempo justo, pero justísimo, para dejar los bultos en la casa donde nos hospedábamos y correr echando leches hacia el Espacio Vías, donde se celebraría esta primera ‘cata’ de Rock’n’Roll, que por suerte, teníamos a pocos minutos a pie. Sin embargo, no tuvimos suerte con la actuación de los salamantinos 1945, a la que nos fue literalmente imposible llegar. Una banda de potente Heavy Metal clásico que ha recibido críticas muy positivas desde su nacimiento, tanto por su disco, como por su directo. Por allí mismo, mientras hacía cola, tuve el placer de saludar a peña tan auténtica como Camilo o Eli, que como era de esperar, andaban por allí.
1945:
No puedo hacer una crónica, como tal, de lo poco que vi, pero sí diré que su gran energía y sus dotes escénicas y musicales me transmitieron mucho en esos últimos instantes de concierto que pillamos por banda. Desde la cola, ya escuchábamos su versión, poco original, pero siempre efectiva, del Ace of Spades de los legendarios Motörhead, con la que el griterío del público ya se escuchaba desde fuera. Una vez pasamos las puertas, y nos metimos hasta las primeras filas, estallaba From Hell, uno de los singles de adelanto de su primer disco llamado, simple y llanamente, “Heavy Metal Is Not For Sale”, toda una declaración de intenciones que llevaron a la realidad en aquel último tramo. Sheyla Sergio, un torbellino con un poderío vocal y físico indiscutible, se hacía dueña y señora del borde del escenario, las guitarras de Gorka y Diego sacaban humo con esos riffs poderosísimos, cargados de mala hostia y esencia old school, y Koko reventaba a gusto sus parches, creando una fulgurante base rítmica junto a su compañero Javier Rubio al bajo. Pusieron el punto más bestiajo en aquel finde predominantemente hardrockero, y la gente parecía encantada con el bolo, dedicándoles una sentida ovación para despedirles por todo lo alto. Obviamente me supo a poco, y espero volver a verles en condiciones como está mandado.
Jolly Joker:
Y ahora sí que sí, llegaba el gran momento, para mí, uno de los puntos álgidos de todo el fin de semana. Aunque espero que en un futuro no muy lejano cuenten con ellos para el evento principal (el merecimiento es más que obvio), tenerles actuando en una sala tan cojonuda como el Espacio Vías, y ante cientos de personas, fue reclamo y satisfacción suficiente. Se iba a liar pero gorda, y eso es algo que tratándose de la formación valenciana, te queda claro desde que te plantas ante el escenario. Por suerte, no tuvimos que esperar mucho. Ya se veían entre bastidores los gorros, las gafas de sol, los flecos, y los tatuajes. Solo faltaba enchufarlo todo… y dar rienda suelta al más salvaje desmadre.
Sin introducción alguna, y directos al cuello, con el inicio de Sky is so High ya incitaban al griterío y a las manos en alto, adueñándose, conquistando el escenario sin ningún tipo de reparos, y pisando muy fuerte. La vergüenza se queda en casa, y aquí solo vale una cosa: dejarse la puta piel hasta el mismo final del concierto. Acercándose cada vez más a la peña, con los descarados bailes de Lane Lazy, y la enorme simpatía y actitud de Andi (cuyo talento solo es superado por su calidad como ser humano), ni siquiera paraban antes de dispararnos esa Shotgun en toda la cara. Luciendo una imagen de lo más Sleazy, 100% chulería, sombrero de alas y gafas de sol, el dominio del espacio por parte del cantante era absoluto, mientras, a la carrera, Andi y el inconmensurable Yannick Bonora se cruzaban por detrás, dejando clara su única intención: avivar las llamas a cada paso. De nuevo volvían los gritos del público, cada vez más enfervorizado, ante esa Perfect Life, y con una bravuconería despampanante, los músicos seguían haciendo de las suyas, desafiando, pisoteando los monitores, y dando vueltas sobre sí mismos, sin descuidar a su público.
Al tiempo que Lane Lazy empuñaba su reluciente Les Paul por primera vez en la noche, seguía provocando al grito de ‘¿Queréis Rock’n’Roll, sí o no?’, precediendo a una retahíla de temazos con la que, definitivamente, me hicieron perder la cabeza por completo, empezando por World Collapse. Tenía unas ganas locas de verla en directo, donde le imprimieron una potencia todavía mayor que en disco. Los cabezazos de Andi, y las excentricidades de Yannick me fliparon, pero la interpretación vocal por parte de Lazy… fue sencillamente portentosa. Porque más allá de su inmensa actitud, magnetismo, y constantes ademanes, el frontman posee un chorro de voz cuya potencia quedó más que patente en este corte. Y si ya empezaron al 100%, no creáis que iban a bajar el ritmo. Con D.A.M.A.G.E., felizmente recuperada para esta gira, y siendo uno de mis temas favoritos de toda su discografía, casi me da una jodida embolia. Desparpajo al máximo nivel con un putísimo temazo en el que Yannick brilló con luz propia, con su slider metálico, y esos dos solos que entraron como un tiro a matar, mientras la batería hacía temblar los cimientos de la sala… hasta las luces se volvieron locas al final. ¡Los pelos de punta, colegas! Hablando del batería, por cierto, me sorprendió la ausencia de Dani, haciéndose cargo de ella para la ocasión Joan Chilet, que por cierto, dio el callo a base de bien.
En el exterior hacía un puto frío que pelaba, pero dentro del Espacio Vías se había desatado el mismísimo infierno. Fuck it All pidió de toda nuestra mala hostia, desmelene y headbanging en todo el recinto, al tiempo que Lazy se arrodillaba para lanzar esos gritos de órdago. Sus compañeros se adelantaban hasta el borde del escenario, echando más leña al fuego, y como buen agitador que es, el vocalista nos instaba a dejarnos las amígdalas con esos ‘¡eh, eh!’, que no cesaron con la llegada de la más rocanrolera My Little Cadillac, otro buen sorbo de su más reciente trabajo “Jolly Joker”. Su adictivo ritmo, muy bien llevado por Joan y secundado por Andi, nos puso a bailar a todos, y mirando atrás, me di cuenta de que éramos ya unos cuantos cientos. Entre los saltos de Lazy y las patadas altas de Yannick, que estaba muy arriba de ánimos, la parte instrumental fue bordada con creces, desde los solos, hasta los golpes en el borde de la caja. El final, con elevados gritos, y sabor a blues, nos llevó hasta Motor, que también echaba de menos últimamente. Llena de detalles a la guitarra, poses, y voces de lujo, el punto álgido de provocación llegó cuando el vocalista, con toda la jeta posible, se tiraba al suelo y se nos acercaba a gatas, para terminar revolcándose al borde del escenario.
Más cancha a su “Loud & Proud” con Blood Velvet, brillantes coros por parte de guitarrista / bajista, y un estribillo tan irresistible de cantar como de bailar. Lazy volvía a dar el máximo, demostrando que está en una forma vocal (y física) verdaderamente impresionante, y Yannick, que nos dio el primer solo justo delante, se tiraba al suelo sin ningún tipo de complejos para ejecutar el segundo. Otro llamamiento al desfase, y ya he perdido la cuenta. La coordinación entre Yannick y Lane a las guitarras es, si acaso, lo único que se echaba en falta en la banda hasta que hace unos años el vocalista decidió hacerse cargo de la rítmica. Gran dúo que resplandeció en I Just Wanna (Kiss You), un tema que para mí es muy, muy especial, ya que pocas veces he disfrutado tanto con un adelanto de disco. Volviendo a sus raíces más netamente Sleazy, y sacándole brillo a esa melodía tan caradura y refrescante, prosiguieron con la más contundente I Don’t Care, otra que no se queda corta en ser especial para un servidor. No hacía falta ser un genio para percibir con qué fuerza circulaba la energía entre banda y público, cada vez más, como un volcán en erupción, esa comunión siempre motivada por los constantes correteos de los músicos, y momentazos como aquel en que nuestros particulares ‘toxic twins’ apoyaban espaldas durante el solo.
Potentísimo final a la batería de Joan que, una vez más, hacía brotar una calurosa ovación desde abajo. Y para el último sprint, todo se elevaría al mayor exponente. La canalla Hey You trajo más poses locas, más bailes desenfrenados, más acercamientos al público, y muchísimo guitarreo en una auténtica locura escénica, donde, además de demostrar que está hecho un toro, Lane se dejó la garganta en esos gritos a destajo junto a los de su público, perfecta antesala al fiestón que desataron con ese valor seguro llamado Rockin’ in Stereo. Veíamos, atónitos, cómo Yannick se plantaba encima de su ampli, y al mismo tiempo, el vocalista se bajaba al foso para repartir unos tragos de su Jack Daniels. Decididos a dar el cante, gamberros hasta el final, Andi machacaba sus cuerdas ante las primeras filas, Lazy lanzaba patadas sin parar, y ni corto ni perezoso, Yannick se subía al bombo para caer de un salto sobre las tablas, que dejaron al rojo vivo con tamaña despedida.
Toda esta implosión de energía e intensidad, aunque parezca mentira, nos sacudió en una escasa hora, y lo único negativo a decir del concierto es que no hubiese durado 3. Alucinantes Jolly Joker, demostrando con hechos triunfales, allá donde van, que son actualmente la mejor banda de Hard Rock que tenemos en este puto país, y eso para mí es una verdad que puedo respaldar con casi infinitos argumentos después de haberles presenciado casi 30 veces en acción. Y el que tenga el infortunio de no haberlo hecho todavía… algún día, creerá.
Menos mal que teníamos la casa a un suspiro del recinto, porque salir de allí completamente empapados en sudor, y con el puto frío que hacía en la calle, era llamar a gritos al resfriado. Para acabar de colmar la noche de alegrías, y tras el honor de haber podido saludar a los músicos personalmente, nos reunimos con el resto del ‘equipo Lion’, Roge, Pablo, Ángela, Inma y Bolilla, y no se puede desear mejor compañía para disfrutar del ardiente fin de semana de Hard Rock que nos esperaba por delante. Para terminar, también me gustaría dedicar un saludo a nuestro casero, Luís, que se portó de puta madre con nosotros.
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JOLLY JOKER
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Pedazo de crónica, Javi. Parece que hubiese estado allí. No estuve, pero sabiendo la energía que desprenden Lazy, Yannick y cía, casi, casi me creo allí. Todo lo que les está pasando a los Joker se lo merecen y aún más. Espero con impaciencia el resto del fin de semana. Un abrazo enorme de Rockberto :)
ResponderEliminarEhhh, ¡qué tal Roberto! Muchas gracias por leerla. Ya les has visto. Ya sabes de lo que hablo, y poco hace falta añadir a tu comentario. Son unos putos grandes, se han dejado la piel en cada escenario y en cada gira, y todo lo bueno que les pase es poco. Y creo que si no hay todavía más gente flipando con ellos, es porque no les ha podido ver en directo, porque tienen uno de los mejores que puedas encontrar en este país. Otro abrazo para ti, ¡grande!
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