
Tremenda fiesta la de la noche anterior con los putos Jolly Joker, que no dejaron piedra sobre piedra en el Espacio Vías. Como ceremonia de apertura, no puedo imaginar nada mejor para ir encendiendo la mecha. El fin de semana había arrancado muy potente, y todavía quedaba un montón de buena mandanga por disfrutar, como era deseable, en forma del mejor Hard Rock melódico, y con una compañía difícil de superar. La noche anterior se alargó unas horas más de lo previsto, aprovechando la reunión con los colegas, unos cubatitas y unas buenas charlas en la tranquilidad de la casa donde nos alojábamos. Una delicia de velada, (aunque los vecinos no estarían tan de acuerdo, jeje) que dio paso a un buen descanso, y a una mañana que mi chica y yo nos tomamos con mucha calma, tratando de ahorrar fuerzas para un día tan largo como el que se nos presentaba por delante. Sin embargo, sobre el mediodía, llegaba otro punto de inflexión, otras de esas suculentas actuaciones que se reparten por todo León, previas a la celebración del gran festival. WildHärd es una banda madrileña, de nuevo cuño, pero de músicos ya experimentados, anteriormente conocidos como Invaders, que en determinado momento, decidieron dar un giro radical a su carrera, dejando a un lado el Heavy Metal inspirado en la NWOBHM, y apostando por el Hard Rock de tintes melódicos, con influencias tanto clásicas como modernas que se reflejan de maravilla en sus composiciones, pero con una personalidad que ya ha empezado a brillar con fuerza en su primer redondo. “Love N' Lies”, que así se titula, me parece un trabajo magnífico, que no he podido parar de escuchar desde su lanzamiento, por lo que su confirmación en directo para aquel fin de semana me supuso una alegría mayúscula.
Tras perderme unas cuantas veces entre los callejones de León, pasé por el mítico barrio húmedo, disfrutando de aquellos encantadores rincones, y del ambiente que se había formado en la ciudad con motivo del Lion Rock Fest. Finalmente, llegué al Pub Babylon, que ya he visitado en cada una de las ediciones del festival, con tiempo de sobra que me vino de perlas para poder encontrarme y saludar a bastante gente conocida, entre ellos, grandes maestros del Rock a los que admiro como Aitor Navarro, Diego Sixx, José Antonio Armero, y de nuevo, mi compadre Camilo, que está en todos los fregaos posibles. Birra en mano, disfrutando de aquel gran clima (en lo que a ambientación se refiere, porque por lo demás, hacía fresquito), no tardé mucho en asomar las narices por el fondo del garito para encontrarme con que estaba abarrotado hasta los topes, algo así como el doble de gente que anteriores años.
Ante tal multitud, se presentaban los WildHärd sobre el pequeño escenario del Pub Babylon, dispuestos a presentar ese álbum del que tan orgullosos están, y dar lo mejor de sí mismos. Saludando, y con cierta expresión de asombro al encontrar semejante recepción, pincharon la intro que da paso (también en el disco) a Rider of the Cold Night, un tema rítmico, coreable y melódico, perfecto para ir abriendo boca. A pesar del poco espacio que tenían para moverse, le sacaron muy buen partido, y rápidamente su vocalista Icy Blaze se destacaba con sus gestos y actitud. Sergio Hunter al bajo lucía sombrero bien guapo, y ese gran dúo formado por los guitarristas Adrian Viper y Rikk Flame se reveló en seguida como uno de los mayores atractivos de la banda. A saco, sin pestañear, continuaban con Ready for the Night, con unas buenas armonías vocales, una pegada con mucho empeño por parte de Edgar Venturela, y esos duelos estratosféricos entre Rikk y el teclista Tommy Guns, que dieron muchísimo juego durante todo el show. Su calidad como músicos había quedado más que demostrada con tan solo un par de temas, y el cantante nos dedicaba unas palabras, agradeciendo la poblada audiencia. Tommy es la última incorporación al line-up de la banda, y sus teclas demostraron ser imprescindibles para los temas en directo.
Con ellas, abría What’s Getting on my Way, y aprovechaba también para echarse unos bailes, siempre inquieto y divertido. A su vez, Adrian Viper nos flipaba con su solo y su enorme carisma, y su compañero Rikk se centraba en los coros, que compartió en muchas ocasiones con Tommy para reforzar las bases melódicas. Ese último regustillo de blues, trajo de la mano a la siguiente Gone Forever, tras una breve presentación del grupo. Las armonías y la suavidad sonora volvieron a inundar el escenario, contando con guitarras limpias y el tremendo feeling de Rikk, que se adelantaba hasta nosotros. El mismo, se curró un solazo espectacular, coordinándose de perlas con su compañero (vaya par de hachas…), concluyendo el tema con un estruendo que hizo temblar el lugar gracias a la bestial pegada de su batería Edgar Venturela. La sala se fue volcando poco a poco con ellos, acompañándoles con palmas y manos en el aire, como sucedió en Take me Back. Si el disco está petadísimo de buenas melodías, la de este tema me parece especialmente inspirada, soberbia, y muy bien llevada al directo, entre teclas atmosféricas, notables líneas vocales de casi todos los músicos, y un solo de ese auténtico rockstar que es Adrian Viper. Destacar también el curro final de Icy a las voces, que bordaron el tema.
El calurón empezaba a ser insoportable, y parte de la gente abandonaba el local, así que pude acercarme más para verles en mejores condiciones. Icy pedía una birra para refrescarse, y continuaban sin dar excesiva tregua con Take my Heart Away. En este caso, se apreciaron sobre todo influencias del Hard Rock de finales de los 80 / principios de los 90, de bandas como Skid Row o Heaven’s Edge, guitarras más mordientes y pegada más furiosa de un Edgar que ahora nos sorprendía marcándose unas virguerías con sus baquetas. Tommy, al fondo del escenario, se lo pasaba en grande, igual que Sergio, en constante cabeceo. Los que todavía resistíamos allí dentro, estábamos cada vez más encendidos, y no solo por el calor. El momento de mayor participación llegaría en breves, con el cover del Born to be my Baby (Bon Jovi), que hizo elevar todas y cada una de nuestras voces, creando un ambientazo espectacular que también motivó a los músicos. No solo se empleaban a fondo en pulir cada nota, sino que además se les veía disfrutar como niños, muy envalentonados y llenos de actitud, reflejada en el solo de Adrian, o en los mamporrazos de Edgar. El vocalista presentaba a todos sus compañeros, recibiendo los correspondientes aplausos, y preparándonos para la recta final, que iniciaban con Sweet Cheater Viper.
Icy, con sus gestos y gran voz, seguía metiéndose a la peña en el bolsillo, pero también mostrando constantes gestos de complicidad con sus colegas mientras cantábamos los estribillos a pleno pulmón. Endlessly ha terminado siendo una de mis grandes favoritas del disco, una de esas baladas que te llegan al alma. Para hacerla todavía más especial, Adrian empuñaba una preciosa acústica de 12 cuerdas que le dio un toque más cálido, al mismo tiempo que Edgar hacía lo propio con sus mazas. Junto a la impecable interpretación del cantante, fue una de las grandes triunfadoras a pesar de su relajada cadencia, que volvieron a revolucionar con Chase of Love. Y no esperaba otra cosa, con esa melodía tan descaradamente ochentera, y su estribillo tan pegadizo, que todo el mundo se lanzase a cantarla. Ojo ahí también a ese pedazo de solo de Adrian, y al ensañamiento de Edgar con los parches, que con el sofocante calor, se estaría derritiendo vivo. Todavía quedaban muchas más ganas, pero pocos temas, uno solo, de hecho. Tras la correspondiente despedida y agradecimiento, encararon la recta final dándolo todo con Midnight Lover, luciendo su mayor desparpajo, ostentando su mejor técnica, y mostrando una gran empatía con sus seguidores. Por nuestra parte, quedamos más que encantados con su concierto, a tenor de los insistentes gritos de ¡otra, otra! que resonaban entre las paredes del Babylon.
Habiéndole dado ya unas cuantas decenas de vueltas a su disco, y con la tremenda calidad que nos demostraron con su directo, creo no equivocarme al afirmar que WildHärd es una de las formaciones más prometedoras del presente (y esperemos que del futuro) del Hard Rock melódico nacional. Así lo comentaba con unos colegas al salir del garito, y la opinión fue unánime. Por pedir, me encantaría volver a verles pronto, con un show más largo y en condiciones sonoras algo mejores, aunque en verdad, tampoco estuvieron nada mal para lo que es el garito.
Decidí al cabo de un rato volver a casa, porque el fresco que hacía era bastante incómodo (raro es que no me haya resfriado todavía…), y porque a aquellas horas tenía un hambre atroz. Las sensaciones tan positivas que me dejó el concierto, también volvieron conmigo, y ahora sí, ya no podía esperar más a que arrancara el esperado y glorioso Lion Rock Fest.
P.D. Perdón por la mierda de foto de portada. Es lo máximo que pude hacer con el agobio de gente que había y la pésima visibilidad del lugar.
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
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